VIH resistente a fármacos en poblaciones mexicanas

Por Violeta Amapola Nava
CDMX.- Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la farmacorresistencia del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se presenta cuando el virus mantiene su capacidad para mutar y reproducirse a pesar de la presencia de fármacos antirretrovirales. Es decir, cuando se vuelve resistente a los medicamentos utilizados en su contra.
En México, el Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas (Cieni) en colaboración con la OMS, la Organización Panamericana de la Salud, el Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida (Censida) y diversas clínicas nacionales, implementaron encuestas de vigilancia con el objetivo de conocer el grado de farmacorresistencia de los virus que circulan en el país.
Los resultados del estudio han sido sorprendentes, pues revelan que 15 por ciento de los pacientes infectados con VIH son portadores de un virus resistente a los medicamentos antirretrovirales.

 
Problemas ante la resistencia a los medicamentos
Cuando un agente patógeno, como el VIH, se vuelve resistente a los medicamentos de primera elección se genera un problema de salud pública, porque surge la necesidad de administrar tratamientos más costosos a los pacientes.
Además, la propagación de estos virus resistentes entre la población obliga a los investigadores a buscar y diseñar nuevos fármacos a los cuales el VIH no haya desarrollado mecanismos de defensa.
Para abordar este problema, el doctor Santiago Ávila Ríos, investigador en ciencias médicas del Cieni, dirige los estudios de farmacorresistencia del VIH en poblaciones mexicanas.

 
La resistencia del VIH en poblaciones mexicanas
“Lo que intentamos responder dentro de este proyecto es ¿cuál es la diversidad viral que existe en nuestra población?, ¿cómo se está adaptando el virus a la genética de nuestras poblaciones?, y ¿cuál es la prevalencia de mutaciones de resistencia en el virus que circula en nuestro país?”, detalla Ávila Ríos.

La primera fase de la investigación en México ya fue concluida. Con la ayuda de Censida, clínicas y hospitales de 14 estados de la república concluyó la aplicación de la primera encuesta nacional de farmacorresistencia.
Aunado a esto, los centros de salud enviaron muestras de sangre de pacientes con VIH al Cieni, donde se realizan los estudios moleculares de resistencia a fármacos.
“Este es un estudio de resistencia transmitida, de resistencia pretratamiento. Es decir, que lo que se busca conocer es el grado de resistencia de los virus que circulan en México en individuos que todavía no han empezado el tratamiento antirretroviral”, aclara Ávila Ríos.
Esto es importante pues “así como las bacterias circulan ya con resistencia a antibióticos, también se sabe que mientras más se están usando los fármacos antirretrovirales, empiezan a circular cepas de virus que ya tienen resistencia a esos fármacos”, explica el investigador.

 
Resistencia del VIH a los medicamentos
Los resultados de las encuestas realizadas revelan que en México existe 15 por ciento de resistencia total del VIH a fármacos, es decir que 15 por ciento de los pacientes con VIH estaba infectado por un virus que es resistente a los medicamentos utilizados.
Santiago Ávila Ríos expresa que este resultado es preocupante, pues la OMS precisa 15 por ciento de resistencia como el umbral para definir si la resistencia es intermedia o alta. Con un valor arriba de 15 por ciento se consideraría que los tipos de VIH que circulan en México son altamente resistentes a los medicamentos.
Dentro de los virus analizados en el estudio, 10 por ciento resultó ser resistente a efavirenz, uno de los medicamentos que se utiliza como primera línea en México.
Este medicamento presenta una baja barrera genética, es decir que es fácil para el virus desarrollar resistencia a sus efectos, pues necesitaría de una sola mutación para volverse resistente.
Además, esta mutación se transmite fácilmente entre los virus y no revierte cuando pasa de un paciente a otro, por lo que se mantiene en la población. Esto ocasiona que la resistencia a este fármaco se esté acumulando en México, explica Ávila Ríos, y no solo en este país sino que existe evidencia de que esto está ocurriendo en otras partes del mundo.

 
Tratamientos alternativos
“Es momento de pensar si este medicamento debe seguirse utilizando y cómo debe utilizarse, o si es momento de cambiar a otra familia de fármacos de primera línea alternos. Para ello, antes hay que analizar qué implicaciones económicas tendría este cambio, pues los esquemas distintos de tratamiento tienen un mayor costo que el esquema aplicado en la actualidad, y finalmente los pacientes que no tienen resistencia responden excelentemente a este medicamento”, detalla el investigador.
Debido a que el tratamiento es muy eficaz, el problema radica en detectar la resistencia transmitida. Por lo que otra opción sería hacer pruebas de resistencia a todos los pacientes que van a comenzar el tratamiento, comenta Ávila Ríos.
Pero este es un problema complejo, pues también se tendría que evaluar la factibilidad económica. Estas pruebas, aunque muy rápidas, son bastante costosas.

 
Acciones frente a un virus resistente
“Los resultados de este estudio son representativos a nivel nacional, por lo que pueden utilizarse para tomar decisiones a nivel de salud pública… Hay que tomar acciones para reaccionar ante este resultado”, opina el especialista.
Para el investigador, el siguiente paso es evaluar las opciones de acción y comenzar a tomar decisiones. Además, explica que se pretende realizar el vínculo entre conocimiento científico y políticas de salud para lograr que los resultados de la investigación se traduzcan en proyectos que beneficien a la sociedad.
Ávila Ríos hace hincapié en que estos estudios no quedarán a nivel nacional, sino que se está ampliando la muestra para incluir clínicas de Centroamérica en lo que será el estudio mesoamericano de diversidad genética viral, de adaptación y de resistencia.

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