Toledo promueve el conocimiento sobre el ajolote mexicano

Ernestina Gaitán Cruz/Fotos Karla Flores Gaitán
Oaxaca.- El ajolote, cien por ciento mexicano, apreciado desde tiempos prehispánicos, presente en mitos aztecas, a quien poetas como Octavio Paz y José Emilio Pacheco dedicaron versos y quien por su sorprendente poder de regeneración, es estudiado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, del Departamento de Defensa de Estados Unidos, vino a Oaxaca.
Invitados por el pintor Francisco Toledo, representantes de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de Chignahuapan, Puebla, trajeron cinco especies que fueron exhibidas desde el pasado jueves 30 de julio hasta el 2 de agosto en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo de la Ciudad de Oaxaca.
Con el objetivo de promover el conocimiento del anfibio en peligro de extinción, Andrés Rivera Huerta y los hermanos Ariel y Yanin Carbajal Gamiño, trasladaron a los cinco animales en condiciones de hibernación, a 10 grados de temperatura, ya que al ser especies de aguas frías, deben permanecer entre 16 y 18 grados, aunque se ha comprobado que resisten hasta menos siete grados, comentó Rivera Huerta.
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En la explicación a los visitantes, Ariel Carbajal refirió el poder de regeneración del Ambystoma mexicanum, ya que se sabe que cuando pierde algún miembro, vuelve a regenerarse y esta característica es estudiada por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa, del Departamento de Defensa de Estados Unidos, así como científicos de otros países.
Asimismo en las paredes mostraron imágenes inspiradas en el ajolote como el personaje de Stitch en la película de Disney “Lilo y Stitch” y ejemplares donde se habla de él, como el cuento “Axolotl” de Julio Cortázar; “Di su nombre” de Francisco Goldman y la Historia General de las Cosas de la Nueva España de Fray Bernardino de Sahagún quien refiere que el dios Xólotl, hermano mellizo del dios Quetzalcóatl, se negó a sacrificarse en el fuego como los otros dioses para hacer que el Sol y la Luna giraran y así existieran el día y la noche.
Xólotl trató de esconderse en los maizales pero fue descubierto, se refugió en los magueyes pero volvió a ser encontrado, hasta que se guareció en el fondo de un lago y se llamó axolotl; su suerte duró poco porque de ahí lo tomaron y lo mataron.
El ajolote o axolote en la cultura mexicana
El poeta Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990, escribió “Salamandra”:
“No late el sol clavado en la mitad del cielo/no respira/no comienza la vida son la sangre/ sin la brasa del sacrificio/ no se mueve la rueda de los días/Xólotl se niega a consumirse/ Se escondió en el maíz pero lo hallaron/ Se escondió en el maguey pero lo hallaron
Cayó en el agua y fue el pez axolotl/ El dos-seres/ Y “luego lo mataron”/ Comenzó el movimiento anduvo el mundo/ la procesión de fechas y de nombres/ Xólotl el perro guía del infierno/ el que desenterró los huesos de los padres/ el que coció los huesos en la olla/ el que encendió la lumbre de los años/ el hacedor de hombres
Xólotl el penitente/ el ojo reventado que llora por nosotros/ Xólotl la larva de la mariposa/ el doble de la estrella/ el caracol marino/ la otra cara del Señor de la Aurora/ Xólotl el ajolote”.
Y José Emilio Pacheco, el intelectual polígrafo y poeta Premio Cervantes (2009), Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009),  entre otros reconocimientos le dedicó “El Axolote”.
“Bajo el suelo de México verdean/eternamente pútridas las aguas/ que lavaron la sangre conquistada. / Nuestra contradicción –agua y aceite-/permanece a la orilla y aun divide, / como un segundo dios,/todas las cosas:/ lo que deseamos ser y lo que somos”.

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