Reinserta apoya las reformas a la Ley Nacional de Ejecución Penal, que mejorarán la maternidad en prisión

·Solicitamos al Senado de la República a aprobar las propuestas enviadas por la Cámara de Diputados.

·Ofrecemos nuestro Modelo de Atención para mujeres, madres y sus hijas e hijos en prisión.

·Las reformas establecen como obligatoria la capacitación de los operadores del sistema penitenciario que trabajan con mujeres, en temas de igualdad sustantiva y perspectiva de género.

Ciudad de México, lunes 19 de octubre de 2020. Reinserta apoya las reformas a la Ley Nacional de Ejecución Penal, que mejorarán la maternidad en prisión. Las propuestas de reforma aprobadas por la Cámara de Diputados el 15 de octubre de 2020, trazan el rumbo para la mejora de los derechos humanos de las mujeres que cumplen una sentencia y de las niñas y niños que se encuentran en reclusión con sus madres.

El dictamen de reforma a la Ley Nacional de Ejecución Penal, establece como obligatoria la capacitación de los operadores del sistema penitenciario que trabajan con mujeres, en temas de igualdad sustantiva y perspectiva de género. Asimismo, establece como otra obligación la capacitación y sensibilización en psicopedagogía, del personal que trabaje con niñas y niños en reclusión, para estar en posibilidad de darles la atención y trato adecuados.

Por último, Reinserta solicita al Senado de la República a aprobar las propuestas enviadas por la Cámara de Diputados y se suma ofreciendo su expertis en el tema, a partir de su Modelo de Atención para mujeres, madres y sus hijas e hijos en prisión, desarrollado por la fundación y exitosamente implementado en distintos penales a lo largo de México. Además reitera la idoneidad de mantener como edad máxima los tres años de edad para que las niñas y niños permanezcan en reclusión con sus madres, lo anterior en atención al interés superior de la niñez.

Más información:

Uno de los temas a resaltar es la inclusión expresa del principio del interés superior de la niñez como eje rector de cualquier determinación que recaiga en las y los menores de edad que viven en prisión con sus madres. Lo anterior responde a compromisos internacionales adquiridos a partir de la ratificación de la Convención de los Derechos de los Niños, razón por la cual, a lo largo de los años, el Estado mexicano ha ido adecuando la normatividad interna para dar cumplimiento a la responsabilidad de carácter internacional.

Además, Reinserta no omite señalar y recalcar el acierto de los legisladores de mantener como edad máxima los tres años para que las niñas y niños permanezcan en prisión con sus madres. Lo anterior derivado de que, de acuerdo con el Diagnóstico Maternidad y Paternidad en Prisión (Reinserta, 2019), las condiciones de los centros de reinserción en México que albergan niñas y niños no son adecuadas. Los siguientes datos sustentan lo anterior:

●       El 74.9% de las mujeres privadas de libertad encuestadas señaló que el centro de reinserción social no es apto para que menores de edad vivan al interior.

●       Los centros de reinserción social en México no cuentan con los servicios adecuados para cubrir las necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda y recreación de niñas y niños que viven con sus madres privadas de libertad.

●       No existe infraestructura física adecuada, actividades educativas, deportivas y culturales, acceso a servicios médicos, atención psicológica y nutricional para niños, niñas y sus madres. Esto no se apega a lo señalado en el artículo 10 de la Ley Nacional de Ejecución Penal (2016).

Este mismo diagnóstico hace énfasis en las situaciones adversas a las que se exponen las y los niños mientras viven con sus madres, entre ellas están:

●       Escuchar lenguaje no adecuado (71.1%)

●       Ser revisados/as durante los cateos (45.1%)

●       Estar en contacto con drogas; presenciar motines; ser motivo de peleas; presenciar riñas o peleas; ser encerrados/as o aislados/as; presenciar conductas sexuales y homicidios; así como ser utilizados para guardar cosas en cateos o para actividades ilícitas.

●       Ser víctimas directas de violencia como el maltrato por parte de otras internas y por parte del personal de seguridad y custodia (Reinserta, 2019).

En este sentido es necesario señalar que la violencia contra las y los niños afecta, a lo largo de toda la vida, su salud y bienestar. La exposición temprana a la violencia es crítica porque puede tener impacto en la arquitectura del cerebro en proceso de maduración. En el caso de exposición prolongada a la violencia, la perturbación del sistema nervioso e inmunológico puede provocar limitaciones sociales, emocionales y cognitivas; así como dar lugar a comportamientos que causan enfermedades, lesiones y problemas sociales. Esta exposición puede provocar una mayor predisposición a tener efectos en su salud física y psicológica, como ejemplo de ello están obesidad o adopción de comportamientos de riesgo para la salud (como el uso de sustancias adictivas y tener relaciones sexuales precoces). Otros problemas sociales y de salud mental relacionados con la exposición a la violencia incluyen trastornos de ansiedad y depresión, alucinaciones, bajo desempeño escolar y trastornos de memoria, así como comportamiento agresivo. (UNICEF, 2002, p. 14)

Estas situaciones forman parte de experiencias infantiles adversas (EIA), que, de acuerdo con la literatura, hacen referencia a experiencias traumáticas durante la infancia que pueden causar estrés tóxico y afectar el bienestar de niñas y niños. Con base en el artículo elaborado por Merrick MT et al. (2018, citado Escudero, L, y Montiel A., 2017) se hace referencia al estudio de Experiencias Adversas en la Infancia, el cual ha demostrado que el impacto de estas experiencias durante la infancia sobre la salud es acumulativo, de tal manera que cuanto mayor es el número de eventos adversos, mayor es la probabilidad de tener resultados negativos para la salud a largo plazo. Así mismo, se ha observado que adolescentes y jóvenes que han vivido trauma complejo en su infancia presentan respuestas impulsivas, automáticas y de alarma (American Academy of Pediatrics, 2015).

Por ello es importante generar espacios acordes a las necesidades de las niñas y niños que viven con sus madres con el fin de lograr un desarrollo pleno de sus capacidades y habilidades, a través del fortalecimiento de procesos como la atención y memoria, que les permita tener aprendizajes, recuerdos y emociones agradables y no violentas.

Lo anterior implica acondicionar la infraestructura y equipamiento de los centros, así como contar con personal capacitado que los opere, de esta forma será posible contar con espacios dignos y compatibles con los estándares internacionales de derechos humanos y derechos de los niños y niñas. Así mismo, es necesario establecer edad máxima para permanecer en entornos carcelarios, limitando al mínimo el contacto de los menores con entornos no idóneos, para asegurar el acceso y ejercicio de los derechos de las niñas y niños a acceder a espacios fuera de lo penitenciario.

Por lo anteriormente dicho, se concluye que las propuestas de reforma aprobadas abonan en la mejora de los derechos de las madres y sus hijas e hijos que viven en prisión y se convierten en puntos de partida para establecer mecanismos que permitan avanzar en el perfeccionamiento del sistema penitenciario en el que se ven insertos.

Por esa razón, se reconoce al Estado la tarea que está llevando a cabo y se invita a las autoridades a apoyarse en la Sociedad Civil, que siempre funge como un respaldo en el fortalecimiento de los procesos de justicia y paz.

Derivado de ello, Reinserta pone al alcance de la autoridad y el resto de la sociedad, su Modelo de Atención para Mujeres Madres y sus Hijas e Hijos en Prisión, el cual tiene por objetivo promover el desarrollo integral de niños y niñas que viven en prisión durante sus primeros años de vida, así como fortalecer las habilidades de sus madres privadas de libertad mediante la implementación de programas estratégicos y la construcción de espacios dignos, que garanticen su bienestar, sus derechos, la igualdad de oportunidades y una adecuada relación materno-infantil a fin de prevenir experiencias traumáticas y exclusión social.

Nuestro Modelo fue implementado por primera vez en el 2017 dentro del centro de reinserción de Nezahualcóyotl Sur, en el Estado de México. A partir del 2018, gracias al cofinanciamiento de Grand Challenges Canada, Reinserta consolidó el Modelo logrando impactar a más de 50 niñas y niños en prisión y a sus madres dentro de tres centros de reinserción en CDMX y Estado de México: Nezahualcóyotl, Santa Martha Acatitla y Santiaguito.

Con base en esta experiencia Reinserta brinda apoyo total a la autoridad en materia de capacitación a operadores del sistema, con la finalidad de aportar a la sociedad todo aquello que esté en las posibilidades de la fundación, pues la labor de Reinserta siempre ha estado enfocada en promover la justicia social y en romper círculos de delincuencia, especialmente cuando los receptores sean mujeres, niñas y niños mexicanos en contacto con el sistema penitenciario.

Por ello, en búsqueda de una efectiva y eficaz implementación y puesta en marcha de las determinaciones planteadas en la propuesta de reforma, Reinserta insta al Senado de la República a aprobar las propuestas enviadas por la Cámara de Diputados, para estar en posibilidad de sumar esfuerzos con el Estado, en favor de un México más garantista y respetuoso de los derechos humanos.

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