Jesús y yo

Oaxaca, 4 de marzo de 2018.- Hoy conocí a quien dijo supuestamente llamarse Jesús de apellidos Vargas Mendoza, con domicilio en M. Bravo 400, estudiante de la UNIVAS y tener apenas 21 años, anoche alrededor de las 2.30 me asaltó con arma de fuego, cuando lo hizo estaba drogado hasta el tope por no decir hasta la madre.

Raúl Jiménez

Me lo encontré o me encontró por la plaza de la Danza, a escasos metros de la Policía Municipal, bajé por las escaleras, me comenzó a seguir y a chiflar, al llegar a Independencia aceleré el paso hacia Mier y Terán, bajaban cinco personas de una camioneta, pensé que no me seguiría más. Volteé y le pregunté qué quieres y dijo quiero mi mochila, mi celular y mis audífonos entonces le respondí que estaba más que pendejo.

Se abre la chamarra, saca un arma de la parte de atrás de sus jeans, le corta y me apunta, sin más remedio amablemente me despoja de mis pertenencias y me dice que corra, que me vaya. Volteo y ya intenta acceder al celular, comienzo a trotar pensando que me podría pedir mi contraseña del celular. Doy vuelta en Hidalgo, encuentro a un barrendero, le pido su celular y no trae, un señor que camina me mira y le pido el suyo, atina a decirme que se quedó sin batería, sigo corriendo hasta una cuadra antes del Zócalo, están dos policías con motocicleta, les comento que me acaban de asaltar, preguntan dónde, le dijo que llamen al flamante C4, me dicen que seguramente están durmiendo, se arrancan, quiero suponer que fueron en busca de Jesús, yo intento llamar de forma apurada en ese teléfono público que está en la esquina al 911, no sirve el bendito teléfono, qué hago me pregunto, qué hago. No tenía muchas opciones.

Abordo un taxi, de esos que esperan pasaje de ese lugar de mala fama, ahí donde están los taquitos salvadores en triciclo, en la esquina de Independencia y 20 de noviembre, regreso a mi trabajo y le pago con apenas no más de 30 pesos en monedas que por fortuna no se las llevó Jesús. Llego y aviso a mis compañero que fui asaltado, me prestan un celular, marco al 911, después de una serie de preguntas y pedir media filiación del asaltante cuelgo, que enviarán una patrulla a mi trabajo, mientras eso sucede prendo la computadora y comienzo la búsqueda desde el iCloud, veo como Yisus se va moviendo por calles del centro, da vueltas y vueltas errante, llamo de nuevo al C4 y parece que les gusta complicar todo, total que les voy indicando las calles por donde está el amigo de lo ajeno, hasta que se no se mueve más. Llega la patrulla y después de varias preguntas, casi las mismas del C4, nos coordinamos para ir al último punto donde según iCloud estaba.

Subo a la patrulla, bajando sobre Tinoco y Palacios esquina con M. Bravo iba Jesús caminando fresco como una lechuga orejona, al lado dos policías en moto sin hacer nada, no tenía el reporte, grito que es él, detienen el auto y nos bajamos, lo someten y los otros policías se activan y ayudan, en un minuto llegan 6 policías más, uno hasta grabando. Jesús traía mi mochila al hombro, con cartera al interior, un libro nuevo por leer y demás pertenencias, también cómodamente mis audífonos (espero me disculpe por la playlist de gustos culposos). Colocan el arma sobre la cajuela, yo estaba algo enojado y le regalé algunos gritos y buenas palabras, sin pensarlo tomo el arma y se la reviento en la cabeza de un solo golpe, ahí me doy cuenta que el ‘arma’ es de juguete, cómo iba yo a saber, a punto de darle un nuevo golpe me detiene un policía y me dice que no le pegue, tuvieron que armar la ‘pistola’ de nuevo para presentarla ante el juez, me disculpo, menos mal no me acusó de lesiones.

Jesús estará detenido por unas 36 horas, no más, volverá a la calle a robar, tal vez con un poco de fortuna a la Universidad o de nuevo a drogarse.

Compartan la imagen para que lo conozcan en la ciudad, por si lo ven de una vez pónganle en su madre antes de que les pida sus audífonos con lo que probablemente no sea un arma de juguete. Cuídense.

Trataré de dormir.

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