Internado General Ignacio Mejía, formó a décadas de hombres valiosos para Oaxaca

Salvador Flores Durán
Oaxaca.- El Cronista de la Ciudad, Jorge Bueno Sánchez, afirmó que el Internado General Ignacio Mejía, ha formado en 74 años a casi 80 generaciones de hombres valiosos que han aportado al desarrollo de Oaxaca desde todos los ámbitos sociales, políticos y culturales.
Bueno Sánchez presentará el libro “General Ignacio Mejía. Hijos del Ejército”, el próximo 9 de septiembre, como un homenaje de un exalumno de la institución que ha dado hombres que han servido a Oaxaca y que representa un opción educativa muy valiosa.
Explicó que el libro trata de recuperar la historia de una institución que ha contribuido de manera muy importante a la educación de los oaxaqueños e incluso de otros estados, y destacó que en él estudió quien llegó a ser gobernador de Chiapas, Roberto Albores Guillén.
El Internado inició funciones en el edificio de la Exhacienda de Aguilera, donde actualmente funciona la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.
Recordó que los internados de este tipo se crearon porque “un general, Amarillas”, establece en un furgón de ferrocarril un aula para que estudien los hijos de las soldaderas y de los soldados. Posteriormente, Plutarco Elías Calles, que era profesor y General, lo establece como parte de la educación de los hijos de los soldados.
Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, establece que los internados, cuyos estudiantes eran llamados “Hijos del Ejército”, le dieran trabajo a las viudas de la Revolución Mexicana y estudio a los soldados.
“Esto crece de tal manera que pasan a la SEP deja de depender del Ejército, y se constituyen instituciones educativas, primero para hijos de los militares y posteriormente para la población en general”, explicó.
En Oaxaca el Internado General Ignacio Mejía se inició en 1942 como una opción educativa de alta calidad, “los padres mandaban a sus hijos desde las regiones y algunos eran castigados con ir al internado para que se disciplinaran porque la disciplina era militar”, recordó.
Bueno Sánchez explicó que fue estudiante del Internado junto con sus hermanos por una tradición familiar con antecedentes militares, “estuvimos en una institución extraordinaria, que tenía un gran presupuesto. Era la única que tenía en Oaxaca los arreos deportivos: jabalina, martillo, bala, los primeros pants que se usaron en Oaxaca y todo era gratuito. Te daban tu overol de diario, tu uniforme de gala, dos veces al año botas mineras, y cada 6 meses tus 6 pesos”, recordó.

Jorge Bueno Sánchez

Dijo que a lo largo de su historia, el Internado ha educado a más de 20 mil alumnos, y en los primeros años la mitad de estudiantes eran oaxaqueños de las diferentes regiones, algunos pocos de la ciudad, y muchos vinieron de Veracruz, Puebla, Guerrero y Chiapas”.
Estudiantes formados en el internado han llegado a senadores, como Luis Martínez Fernández del Campo, a diputados federales, como Ernesto Aguilar Flores y Fortino Figueroa Montes, y muchos a diputados locales. Incluso en el mismo se formó el líder magisterial, Pedro Martínez Noriega, quien fue el iniciador del movimiento democrático y sindical “que creció, se desbordó y cambio, y ahora es otra cosa”, además de muchos regidores, secretarios. Muchos han destacado”, y otros más han sido misioneros o trabajan en la NASA, recordó.
El internado llegó a alojar a 500 alumnos y desde 1967 se cambió la sede a la Villa de Etla con 250 alumnos, ya que por un temblor se abandonó el edificio, “el gobierno los reconstruyó pero el internado se quedó en Etla”.
Recién nombrado Cronista de la Ciudad de Oaxaca, luego del fallecimiento del maestro Rubén Vasconcelos Beltrán, dijo que el Ignacio Mejía era de muy alto nivel educativo, “los mejores maestros de Oaxaca daban clases ahí, porque eran los mejor pagados por el sistema de internados que tenía muy buen presupuesto. En maestro de internado ganaba lo mismo en aquel entonces que un mayor del Ejército Mexicano, pero tenían responsabilidades superiores”.
Además, los prefectos eran exmilitares, “era muy dura la disciplina, se seguía la vida castrense, se marchaba, había toque de diana, fajina, rancho, a dormir. Se marchaba todos los días a las 6 de la mañana, y tenías que llevar el uniforme impecable, bien planchado. Si te portabas mal te arrestaban y si te portabas muy mal te arrestaban hasta nueva orden”.
Detalló que el arresto consistía en que el fin de semana no salían, “pero si te portabas muy mal no salías durante todo el año. Era una disciplina fuerte, con castigos como el “puentecito, te ponías con piernas y brazos de catre a catre, y si te caís de daban un varazo. Era una instrucción militar”.
Recordó que el internado tenía una banda de guerra que le ganaba en competencia a la de la Zona Militar, a la de la Policía del Estado, o de la Escuela Normal de Reyes Mantecón, del propio Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, y tenía alumnos de hasta 18 años en sexto grado.
“Fue una institución educativa de alto nivel, donde muchos oaxaqueños aprendieron oficios en sus talleres de hilados y tejidos, carpintería, encuadernación, zapatería, incluso se hacían exposiciones industriales con los productos que se realizaban los alumnos”, detalló.

Libro de Jorge Bueno Sánchez

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