Feminicidios, violencia, impunidad y las heridas que nunca cierran

*“Los feminicidios existen porque existe la impunidad, con más del noventa por ciento de impunidad, lo que le están diciendo a los hijos sanos del patriarcado es que pueden llevar a cabo sus fechorías y no les va a pasar nada, así como una sociedad dispuesta a justificar sus actos violentos”. Cristina Rivera Garza.

 

Ernestina Gaitán Cruz

 

Ángel González Ramos fue señalado hace 31 años, el feminicida de Liliana Rivera Garza, su novia durante más de cinco años. Contundente la policía reveló que él la asesinó y se fugó, y aunque fue afanosamente buscado por todas las corporaciones policiacas del país, “desapareció” y aún no hay justicia.

 

En busca del cumplimiento de la ley, la autora y catedrática Cristina Rivera Garza escribió “El invencible verano de Liliana”. Contó la historia de su hermana menor, en un relato minucioso, desde la búsqueda personal del expediente, la reproducción de cartas, notas, recados y testimonios de las amistades de la entonces estudiante de Arquitectura de 20 años.

Pudo hacerlo porque a más de 30 años de lo ocurrido, ya hay un lenguaje para nombrar sin revictimizar a la víctima ni exonerar al perpetrador. Ya hay palabras precisas para nombrar lo que se decía era “amor romántico” y “crimen pasional”.  En ese entonces, “no tuvimos las palabras adecuadas: se llama estar en peligro, se llama acoso, se llama hostigamiento, se llama violencia, se llama feminicidio”.

 

Tampoco el feminicidio estaba tipificado en el Código Penal Federal, sino hasta el 14 de julio de 2012 en el artículo 325: “Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género. Y a quien cometa el delito se le impondrán de cuarenta a sesenta años de prisión y de quinientos a mil días de multa.

La impulsaron también las movilizaciones multitudinarias de mujeres que toman las calles para denunciar las violencias y exigir justicia ante los feminicidios, así también la aplicación de la justicia en el caso de Lesvy Berlín Rivera Osorio cuyo asesino, Jorge Luis González Hernández fue sentenciado a 52 años y seis meses de cárcel y el clamor por justicia para las mujeres violentadas que empezó a oírse en el mundo con “Un violador en tu camino”.

 

“El patriarcado es un juez/ Que nos juzga por nacer/ Y nuestro castigo/Es la violencia que no ves. /El patriarcado es un juez/Que nos juzga por nacer/ Y nuestro castigo/ Es la violencia que ya ves/ Es femicidio/ Impunidad para mi asesino. / Es la desaparición/ Es la violación/ Y la culpa no era mía ni dónde estaba ni cómo vestía… /El violador eres tú/ El violador eres tú/ El violador eres tú/El violador eres tú…”.

En el detallado relato, Cristina Rivera Garza evidencia las señales, el acoso que vivió su hermana y que llamó vehemencia del “enamorado”, y es que Liliana como muchas mujeres en México y el mundo, no supo nombrar lo que vivía, porque no había palabras, porque no supo reconocer las agresiones.

 

El invencible verano de Liliana (publicado el 23 de abril de 2021), ayudó a su familia a vivir el duelo en compañía, a sentirse abrazados, después de haberlo experimentado por tres décadas en silencio, con vergüenza.

 

“El dolor que no se para, ni un milímetro, de la culpa o de la vergüenza, se atora antes de llegar propiamente al duelo, quedándose en un limbo informe donde las palabras pierden sentido y la conexión con los otros y con el mundo se desvanece poco a poco. Las familias se fugan hacia adentro, escondiéndose hasta de sí mismas”.

 

“…Porque hay miedo, porque hay silencio cómplice del Estado, porque hay una historia de abuso que nos pesa y nos cose la boca con el hilo del señalamiento y la humillación, porque mal heredamos una tradición desde el hogar, según la cual la obediencia y la prudencia son más válidas que levantar la voz contra la injusticia”.

 

En el libro, la autora de novela, ensayo, poesía e historia comentó citas del análisis “Sin marcas visibles” de la periodista, escritora y académica Rachel Louise Snyder, en el que explica los mecanismos de la violencia, la microviolencia cotidiana y también los mecanismos del duelo y cómo poder tener otro tipo de relación con el dolor.

 

Sin embargo, el dolor sigue ahí, la herida está abierta y no cerrará “Liliana siempre ha estado conmigo, va a seguir estando conmigo toda la vida, es una herida que estoy segura que no va cerrar jamás. Mientras no haya justicia, no habrá perdón ni habrá olvido”, ha comentado Cristina Rivera Garza.

Ángel González Ramos, el feminicida, no desapareció. Más bien sus familiares y amistades lo han encubierto. “Todos tienen madres, hermanas, compañeros. Todos saben, pero nadie los denuncia y también la cuestión de decir las cosas por su nombre: dejar de decirle hijo, compa, cuate y decirle feminicida, poner nuestro granito de arena”, ha dicho la escritora.

Por eso, si alguien sabe algo o quiera compartir información, pude dirigirse al correo elinvencibleveranodeliliana@gmail.com

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