Del corazón al papel, el oficio del caricaturista Darío Castillejos

*Presentará su primer libro “Impresiones de un mundo desdibujado”, el sábado 16 a las 13:00 horas en la Proveedora Escolar matriz, ubicada en Independencia 1001, en el centro de la Ciudad de Oaxaca

 

*Ernestina Gaitán Cruz

 

“Mis manos son herramienta y las valoro mucho. No las conozco bien, cada día me sorprenden más y agradezco tanto a Dios por tenerlas, porque son por donde pasa todo el ingenio. Son el puente de mi corazón al papel, aunque la pasión nace de más adentro. Podría pintar con los pies, con los codos, hasta con las orejas, pero las manos han hecho muy buen trabajo”.

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Así se expresa Darío Castillejos Lazcares (Etla, Oaxaca, 1974), dibujante desde que tiene uso de razón y caricaturista profesional desde hace más de dos décadas; Premio Nacional de Periodismo en el género de caricatura en 2012 y en 2014, y cuya muestra de trabajos fue reunido por primera vez en el libro “Impresiones de un mundo desdibujado”, publicado por la Editorial Almadía.

Desde su infancia, tuvo inclinación por el dibujo, ocupación que ha mantenido toda su vida, sin hacer mucho caso a su padre Rolando Castillejos Santibáñez que le pedía dejar de perder el tiempo y con el apoyo incondicional de su madre, Carmen Lazcares Revilla. Su gusto por los trazos se dio, como todos los niños, desde que pudo tomar lápiz y papel.
Después fue su lenguaje para hacer amigos. “Me buscaban y hasta acababa haciéndoles las tareas y me daban juguetes o estampitas a cambio. Recuerdo los dibujos del kínder cuando dibujaba animalitos. En esos tiempos se estilaba llenar los álbumes. Calcaba las calcomanías y las replicaba en mis cuadernos y empezaba a crear todo un imaginario… Empecé a hacer comics en la primaria. Creaba mis mundos donde yo era un súper héroe. Proyectaba todo aquello para lo que me sentía imposibilitado”.
“Curiosamente me fue dando seguridad, por eso defiendo que el dibujo es excelente herramienta para que los niños desarrollen la creatividad y su potencial en muchas áreas como la emocional y la afectiva. Para mí fue una herramienta que me dio vida”.
Y en la primaria, cuenta, vinieron los premios en concursos. Ganó el primero con la reproducción de un cuadro que había en casa de sus padres. Era un árbol en un lago. Y eso le dio más gusto, se volcó más hacia el dibujo, tanto que siguió haciéndolo en clases como la de inglés en la que era malísimo, dice.
Sin embargo tuvo un regalo de vida de su maestro Jaime. Al verlo “perder el tiempo” en su clase, le dijo –“Veo que te gusta dibujar… ¿Te gustan los barcos?”. Y tuvo la genial idea de regalarle un libro de dibujo con palabras en inglés y ahora, dice, habla muy bien ese idioma.

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Recuerda muy bien a ese profesor que supo abordar el problema de aprendizaje con el fortalecimiento del punto que tenia más acendrado, tuvo esa aplicación pedagógica muy interesante.
“Los maestros no se dan cuenta que hay alumnos con distintos tipos de aprendizaje y le dan rasero igual a todos y tachan a los niños de burros cuando realmente quien no aprende a identificar esos problemas es el maestro, en parte porque no hay vocación pedagógica. En mi caso eso fue algo muy bonito, aprendí ingles y a la par aprendí a dibujar con ese maestro que me alentó”.

En la secundaria, rememora, recibió como todos los niños, la indicación de que dejara de dibujar porque era una pérdida de tiempo. En todas las todas clases era dibujar. “Yo llenaba todos los cuadernos. Antes de acabármelos de adelante para atrás, ya me los acababa de atrás para adelante, porque usaba las partes de atrás que se me hacían espacios clandestinos. Las empezaba a usar para dibujar pero eran tantos que sobre pasaba”.

Hacia la caricatura política
“Mi papá se enojaba como todos los padres. Y dijo ya es justo que te pongas a estudiar, porque del dibujo nadie vive. Y yo quería dibujar. Soy abogado de profesión porque mi padre me impulsó mucho, no lo hizo por mala fe, sino porque en su visión, el artista no tenía futuro pero fue más fuerte la pasión por el dibujo”.
Sin embargo en la preparatoria continuó con el dibujo. Era una escuela católica y estaban reprimidos y en venganza con algunos profesores, llenó el cuaderno de filosofía con dibujos de maestros con cuerpos antropomorfos. Tres generaciones después escuchó que el cuaderno seguía circulando por las aulas y que seguían enriqueciéndolo con nuevos dibujos. “Ese cuaderno desapareció, pero algún día me enteraré dónde quedó”, comenta entre risas.

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El también presidente del Club de la Caricatura Latina entró de lleno a hacer caricatura política cuando era estudiante de Derecho, a principios de los años 90. En la gaceta “La expresión de Oaxaca”, con cartones muy locales que hablaban de personajes que en ese momento tenían cierta relevancia para la política oaxaqueña, funcionarios municipales, diputados
Empezó a ver cómo funciona la política, cómo las universidades públicas son pequeños laboratorios de la política. “Ahí entré en contacto con los problemas de corrupción, tráfico de influencia, nepotismo, porrismo, venta de calificaciones, tal como sucede en la política y empiezo a criticar eso con mis dibujos, así nació el cartón político”.
Sin embargo nunca abandonó el hábito de hacer sus trabajos esencialmente a mano, a la vieja escuela, con tinta, papel, acuarela, acrílicos, óleos y con toques digitales. Tiene influencias en el trazo y la manera de trabajar de los grandes caricaturistas Alfredo del Río “Rius”, Helioflores, Boligan, Naranjo.

 

De este último reconoce su trabajo. “Esas puertas de su lugar de trabajo tan pulcro. Es un ejemplo. Pone el papel como si pusiera la cama de operaciones, saca la tinta, y empieza a dibujar con paciencia y fineza… trato de aprender. En estas similitudes yo sería como el anestesiólogo, comenta entre risas.
También aprende de los artistas que va conociendo como Omar Figueroa, caricaturista colombiano español quien un día que llegó a visitarlo llevaba dibujos preciosos hechos a mano –“es un excelente acuarelista”-, y le obsequió un original. Darío le preguntó por el tiempo que le llevó hacerlo y le contó que fue en el trayecto del vuelo de España a México

Desde entonces en cualquier espacio de espera, lo aprovecha para dibujar. Como una tortuga con su caparazón, todos los días carga con una mochila en la que va todo el arsenal que requiere como libros, pinturas, lápices, bolígrafos, cuadernos, papeles. “Una vez estuve atascado en un aeropuerto 9 horas y se me hizo como media hora porque dibujé tanta gente y lo he hecho parte de una terapia; son influencias que he tomado de los maestros”.

En cuanto a su trabajo diario, cuenta que su día es desordenado. Luego de revisar los periódicos, visita espacios como el de Oaxaca Gráfico donde trabajan grabado, pintura y luego pasa por el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), donde hace algunos trabajos con el maestro Francisco Toledo, y es que “en Oaxaca, alguien que se dedica al arte no puede estar quieto, a no ser que se encierre en una caverna, pero ni ahí porque donde vayamos hay cultura, hay arte”.
Así la inspiración llega a pedacitos, luego hace un boceto del cartón que en su estudio detallará más tarde para enviarlo en la noche al periódico El Imparcial, para el que trabaja desde hace muchos años. Su hija que ahora tiene tres años de edad, lo acompañaba a dibujar e incluso le daba los trazos a su dibujo final. Ahora sólo la dejan en libertad para que raye las paredes y sea la profesionista que desee ser.

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La vida del también colaborador de las revistas El Chamuco y Foreign Affairs, transcurre dedicado al dibujo, hasta en las vacaciones cuando su esposa lo regaña porque no disfruta. “Pero Charles M Schulz, el creador de Snoopy decía que la mayoría de la gente trabaja para un día no tener que hacerlo y con nosotros pasa que trabajamos todo el tiempo para un día que descansemos, ponernos a dibujar. Las vacaciones son para dibujar lo que yo quiero hacer. Puedo decir lo que dijo algún día un clásico de la pintura: lo que no he dibujado, no lo he visto, lo tengo que dibujar para decir que realmente lo he visto”.

Libro "Impresiones de un mundo desdibujado".

Libro “Impresiones de un mundo desdibujado”.

Darío Castillejos Lazcares presentará su primer libro “Impresiones de un mundo desdibujado”, el sábado 16 a las 13:00 horas en la Proveedora Escolar matriz, ubicada en Independencia 1001, en el centro de la Ciudad de Oaxaca. Entrada libre.
El libro abarca su trabajo del año 2000 al presente. Son más de 100 ilustraciones a color que cubren diversos temas, generando una visión del mundo que captura toda la irracional y el sinsentido que lo distingue. Divido en 5 ejes centrales, que capturan con un humor perspicaz momentos y acontecimientos del día a día de la política global y nacional, así como características más generales de la sociedad moderna.

 

ernestina.gaitan@gmail.com

 

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