*La madre, el padre y el hermano viven una pesadilla desde la desaparición de la menor de 17 años, quien desapareció desde el martes 17 de enero

*Se ha sostenido por la solidaridad de los vecinos, quienes los proveen de alimentos y lo necesario para cubrir las necesidades de su hogar, porque la mamá y el papá de Andrea Itzel, dejaron de trabajar para dedicarse a buscarla y acudir ante diferentes instancias para su localización

Ernestina Gaitán Cruz

Oaxaca de Juárez, 24 de enero 2023.- Andrea Itzel Martínez Castellanos tiene 17 años. El martes 17 su mamá Catalina María Castellanos Cruz y su papá Ramiro Martínez Pinelo salieron a trabajar. Su hermano de 14 años la vio dormida en su cama y se fue a la secundaria. Eran las 6:40. A las 14:30 horas su mamá regresó, vio todo como lo había dejado, sin asear, y tuvo un mal presentimiento. La llamó, la buscó, preguntó a los vecinos y no la encontró. Ahí comenzó la pesadilla para la familia.

Este lunes 23 de enero, la adolescente retomaría sus estudios de bachillerato y sin embargo desde ese martes 17 nadie sabe nada. Ningún vecino de la calle de El Calvario, Barrio del Peñasco en Suchilquitongo, Etla, donde habitan, sabe algo. No la vieron salir ni escucharon nada especial. Ni siquiera el ladrido de los perros y la joven solo se llevó su celular que ha estado apagado. Ni una bolsa, ni dinero ni alguna posesión falta en su casa.

En entrevista luego de la conferencia para difundir el caso, su madre, Catalina María, de 33 manifestó su indignación. Está enojada. No entiende que su hija haya “desaparecido” de su hogar. Tampoco concibe que nadie la haya visto y aunque los de la Fiscalía le hayan explicado los procedimientos y protocolos, también la enfurece el que a tantos días, no tengan resultados. Y entonces clama, exige y pide a las autoridades y al gobernador Salomón Jara Cruz, su ayuda.

Ramiro, de 36 años, padre de Andrea Itzel deja hablar a su esposa y después pide la palabra. Con dificultades porque la voz se le quiebra, pide ayuda para localizar a su hija. Pide a la gente que la haya visto, que se tienten el corazón y les avisen cualquier información. Con ojos enrojecidos, con la emoción a flor de piel, no puede articular más palabras, entonces calla y se sienta; con la cabeza baja queda en silencio, mirando a esos periodistas con la esperanza de que les ayuden.

Desde ese martes 17 la vida de la familia dio un vuelco. El hermano de Andrea Itzel sufre, tampoco entiende la “desaparición”. Y recuerda ese día y cómo la dejó dormida en su cama y no ha vuelto a verla, para discutir y bromear como todos los hermanos. Y ese dolor se suma al que sienten los padres. Y entonces el gesto duro, la mirada inquisidora y seria de la madre de Andrea Itzel se rompen y a punto del llanto, mejor calla.

Sin embargo es la fuerte de la familia y se repone. Retoma la palabra y dice a quienes la llevaron que si su esposo y ella les hicieron algo, que no se desquiten con su hija. Y si fue otro motivo, quiere saber que su hija está bien y que regresará pronto, porque es una joven tranquila, no ha hecho daño a nadie, casi no salía de su casa. Además en ningún momento manifestó alguna preocupación ni problemas con nadie y estaba emocionada por su regreso a clases en el COBAO de Etla.

En tanto, la familia se ha sostenido por la solidaridad de los vecinos, quienes los proveen de alimentos y lo necesario para cubrir las necesidades de su hogar, porque la mamá y el papá de Andrea Itzel, dejaron de trabajar para dedicarse a buscarla y acudir ante diferentes instancias para su localización. Pidieron permiso en sus trabajos y esperan la comprensión para no perderlo, hasta encontrar a su hija.

Y así con la esperanza de que regrese pronto, comenta que la ilusión de Andrea Itzel es estudiar en el Ejército o en La Marina y espera que así sea y que regresen a su hija. La familia y vecinos se han abocado a realizar rondines por la zona y en comunidades vecinas. Este lunes 23 de enero realizarían una marcha de su domicilio hacia la entrada de la población. La exigencia es que aceleren las investigaciones porque cada minuto cuenta y no quieren que su hija sea una más.