El “Canal de Panamá” que proyecta México en el istmo de Tehuantepec

*La obra permitiría a México exportar gas norteamericano a Asia, sin tener que pasar por Panamá.
El gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, decidió tomar como bandera de su gestión la construcción de un “Canal de Panamá” gasífero, que evitaría a los productores de Estados Unidos trasladar el fluido hasta ese país centroamericano, para exportar a Asia.
Murat apuesta a que esa obra detone el desarrollo de su estado y le permita ir recuperándose del desastre que dejó el sismo y mostrar cierto nivel de gestión, ante sus dificultades para encarrilar el conflicto con la Sección 22 del CNTE.
Desde la apertura de la terminal ubicada en Lousiana, Estado Unidos, las empresas de perforación estadounidenses han comenzado a enviar su combustible a Asia a través del canal de Panamá. Como es bien sabido entre las empresas que participan del comercio marítimo, el pasaje por dicho canal tiene un costo muy elevado. Por ello, las petroleras mencionadas están buscando una alternativa más barata.
La idea de la obra, que prevé un costo inicial de 400 millones de pesos, es conectar al océano Pacífico con el Atlántico, atravesando en tan sólo cuatro horas por tierra los puertos de Salina Cruz, Oaxaca, con el de Coatzacoalcos, en Veracruz, separados por unos 300 kilómetros. Esto permitiría reducir el traslado de hidrocarburos entre ambos océanos de los 16 días que hoy demanda vía Canal de Panamá a apenas una semana.
El presidente Peña Nieto apoya la iniciativa de Murat e incluso ordenó a su secretario de Comunicaciones y Transporte, Gerardo Ruiz Esparza, que analice la posibilidad de construir en ese tramo un tren rápido que conecte los dos océanos y además mejorar los libramientos de Matías Romero y Salina Cruz para que los camiones recorran el trayecto en apenas cuatro horas. Se lograría así, según el gobierno federal, consolidar el “polo logístico más importante del mundo”.
El proyecto integral demandará diez años y fue bautizado como Transísmico. Plantea el desarrollo de un polo industrial y logístico en el Istmo de Tehuantepec, que debería haber comenzado a construir el año pasado. Murat le agregó a esa iniciativa el gasoducto, acaso la pieza más rentable.
Los cálculos optimistas del gobierno de Peña Nieto sostienen que una vez completado permitirá duplicar el crecimiento de la región -una de las más atrasadas del país- que pasaría del 2,5% al 4% y más importante aún, el PBI per capita que pasaría de los actuales 5 mil dólares por año a unos 12 mil.
Según las palabras de Aldo Flores, subsecretario de hidrocarburos, el gobierno mexicano está en tratativas con las empresas perforadoras del Oeste de Texas para iniciar la construcción de un oleoducto que enviaría gas en forma directa a la costa oeste de México donde podría ser licuado y luego enviarse al extranjero.
Un oleoducto eliminaría la necesidad de que los buques gasíferos naveguen a través del canal de Panamá y permitiría a los Estados Unidos obtener una ganancia importante a partir del negocio del gas, algo que el Trump había prometido durante su campaña presidencial. Voceros del sector privado ya hace tiempo vienen expresando sus preocupaciones por los retrasos en la entregas ocasionados por el uso del canal lo que, según han afirmado, aumenta significativamente los costos.
Teniendo en cuenta las proyecciones efectuadas por Bloomberg que afirmarían un no desdeñable aumento de la demanda por parte de Corea del Sur, China y Japón, esto significaría un negocio redondo para los Estados Unidos. En cuanto a México, siendo uno de los principales consumidores, esto permitiría reducir los costos de importación lo cual impactaría sobre los precios internos de forma favorable.
A pesar de que, según lo expresó Flores, los productores de gas de Texas tienen un gran interés en el proyecto, México aún no ha desarrollado un plan concreto. No obstante, actualmente la costa oeste mexicana cuenta con infraestructura de importación que podría ser reconvertida para exportar el gas estadounidense. Según Jason Feer, Jefe de negocios en Poten & Partners en Houston, mientras México extienda tuberías para llegar a los Estados Unidos, esas instalaciones utilizadas para la importación se volverán obsoletas de todas formas.
“Pronto se convertirán en activos abandonados por lo que su reconversión a vehículos de exportación sería lo más adecuado. Este es el argumento más fuerte a favor de un oleoducto hacía la costa”, afirmo Feer.
Según Anastacia Dialynas, analista de Bloomberg especializada en energía, si bien la realización de semejante emprendimiento podría ser costosa, sería más fácil llevarla a cabo en México donde hay menos regulaciones comparado con otros lugares en los Estados Unidos que se han evaluado como alternativas para realizar el proyecto.

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